Si bien parece estar documentado que el ajedrez nació en la India en torno al siglo VI de nuestra era, sus orígenes han dado lugar a numerosas leyendas. Echa un vistazo a este resumen de los legendarios embajadores de este juego real, desde el sabio Sissy hasta la estrella Neflix.
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En una serie que se ha convertido en un éxito absoluto, una reclusa del orfanato se convierte en un genio del ajedrez que se enfrenta a los mejores hombres y se abre camino hasta el título de campeona mundial absoluta.
En realidad, esta tentadora historia es en gran medida un mero cuento de hadas; aunque no existe una predisposición genética para el ajedrez, las mujeres en la primera división mixta son muy escasas.
Esto se debe a que, aunque es un campeonato mixto, lo juegan predominantemente los hombres. Las jugadoras prefieren participar en el campeonato femenino, que no está abierto a los hombres. Se fundó en 1927 para animar a las mujeres a jugar al ajedrez, que entonces se consideraba un juego masculino. La intención era loable, pero impedía a las mujeres competir con las mejores y, por tanto, progresar.
La historia de las mujeres en el ajedrez es tratada con gran detalle por Jennifer Shahade en su libro Chess Queens.
Dos veces campeona de ajedrez femenino de Estados Unidos y también gran jugadora de póquer, su libro cuenta la verdadera historia de una campeona mundial de ajedrez que viaja por el mundo y compite en un deporte de hombres con los jugadores más famosos de todos los tiempos.
El 1 de marzo de 2015, Hou Yifan, la mejor jugadora del mundo, fue clasificada en el puesto 59 por la húngara Judit Polgár, luchando solo en pruebas mixtas. En 1993, derrotó al campeón del mundo Boris Spassky y fue la única mujer que ganó una partida a uno de los mejores jugadores de la historia, Garry Kasparov.
Ocupó el octavo lugar en la clasificación mundial mixta.
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Esta seductora idea ha dado lugar a numerosas hipótesis sobre los orígenes del juego, tan numerosas como fantasiosas, que nunca se han podido demostrar con certeza. Así, los orígenes de los juegos de mesa se encuentran en la India védica, 2.000 años antes de Cristo.
Se dice que el propio Buda predicaba contra el juego los domingos 500 años antes de Cristo. Hoy en día se acepta que el ajedrez apareció por primera vez en la India, pero no hasta alrededor del siglo VI de nuestra era.
Un sabio llamado Sissa
Según la leyenda, el supuesto inventor del ajedrez indio fue un brahmán llamado Sissa. Se dice que inventó el chaturanga para distraer a su príncipe de su aburrimiento y mostrarle la debilidad de un rey sin compañía.
El gobernante quiere darle las gracias y le ofrece al sabio la oportunidad de elegir una recompensa. Sissa pide sólo un poco de trigo. Invita al gobernante a colocar un grano de trigo en la primera casilla del tablero, dos en la segunda, cuatro en la tercera, ocho en la cuarta, y así sucesivamente hasta la sexagésima cuarta casilla, duplicando el número de granos cada vez.
El soberano pensó que era una petición muy modesta, y se sorprendió y divirtió con el ejemplo. Pero el rey nunca pudo recompensar a Sissa: con todo, no iba a recibir un saco, sino 18.446.744.073.709.551.615 granos... ¡es decir, toda la cosecha del mundo durante unos cinco mil años!
Leyendas medievales
A partir del siglo XIII, el ajedrez se convirtió en un juego común en Occidente. Los ilustrados querían dar al "juego real" el prestigio y la legitimidad de la alta antigüedad. En aquella época circulaban numerosas leyendas y mitos. Algunos sabían que el juego era originario de Oriente, por lo que imaginaron al rey Salomón jugando al ajedrez para deslumbrar a la reina de Saba.
En otra ocasión, el filósofo Jerjes ofreció al rey babilónico Evilmodorach este juego de guerra para aplacar su locura asesina. Los más sabios, al notar que la Biblia no menciona el ajedrez, encontraron al "inventor" en el mundo griego combinando dos figuras eminentes ya soñadas por muchos : Aristóteles enseñó así el ajedrez al joven Alejandro Magno...
Palamedes, el mito de la sociedad cortesana
La última leyenda se remonta a la mitología: se dice que Palamedes, héroe de la Ilíada y gran rival de Odiseo, inventó un juego de mesa estratégico, para entretener al ejército griego mientras se prolongaba el asedio a Troya.
El griego Palamedes, célebre por su inteligencia, sigue siendo a quien se atribuyen muchos inventos: el alfabeto, los números, el dinero, los dados o un juego que se parecía al ajedrez.
Palamédés es también el nombre de un caballero de la mesa redonda que ocupa un lugar destacado en la literatura cortesana del siglo XIII. La leyenda del Rey Arturo explota la homonimia con el héroe griego y convierte a este caballero Palamedes, hijo de un sultán babilónico pero convertido al cristianismo, en el instructor de sus compañeros de guerra en este juego que trajo de Oriente.
Este Palamedes se convierte en el inventor "ideal" del juego de ajedrez para la sociedad medieval: fusiona la reputación con los verdaderos orígenes orientales y considera el juego como un curso de iniciación que forma parte de la búsqueda del Grial.
Palamedes, un caballero que contribuyó al "más noble de los juegos", es representado con un escudo de armas "ajedrezado de plata y sable", es decir, en un tablero de ajedrez blanco y negro. Al apropiarse del juego, la sociedad medieval creó su propio mito:
Para muchos jugadores, Palamedes siguió siendo el "inventor del ajedrez" hasta el siglo XIX.